La Esperanza
Vaclav Havel
Todos en la vida tenemos deseos, sueños, planes, proyectos e ideales. Y con mucho esfuerzo ponemos todos nuestro optimismo porque todo ello pueda hacerse realidad. A su edad (11 y 12) ahora son más los deseos. Ya sean cosas materiales (desde almorzar rico mañana, que les traiga sus encargos cuando viaje) o lograr sacarse una buena nota en sus exámenes, o que todos en la familia estemos sanos. También tienen sueños: ser exitosos en la vida, que papá y mamá no trabajen demasiado y siempre estén sanos (conversamos sobre ello el sábado durante la cena). Planes y proyectos al parecer aun no hay muchos pues no están seguros de que es lo que quieren estudiar en la universidad. Como les he dicho muchas veces, la meta es la felicidad, y la verdadera felicidad está en el Amor. En amar y ser amados recordando que Dios es Amor y que se hizo hombre en Jesús, a quien hay que escuchar y seguir.
Suena fácil pero no es nada fácil. El mundo en que vivimos suele decirnos lo contrario.
Los planes y proyectos que tengan en la vida, su carrera, sus relaciones, sus logros, todos serán escalones, medios para ser felices.
No depende de ustedes el que el profesor les tome un examen sorpresa. Pero si depende de ustedes el que si estudian siempre buscando aprender, probablemente puedan salir bien en ese examen.
No depende de ustedes el que alguna persona les haya hecho algo malo, pero si depende de ustedes el como reaccionar ante lo que les pasa.
No depende de ustedes una enfermedad súbita e imprevista que cambie sus planes, pero si depende de ustedes ser responsables y no descuidarse ni desanimarse para recuperarse más rápido.
La Esperanza que nace de la Fe y del Amor es la que nos hace comprender que todo sucede por una buena razón, aunque no lo comprendamos en un inicio. Pero si abrimos nuestro corazón nos daremos cuenta que todo tiene un sentido.
Una vez encontré un amigo en el esposo de una paciente extranjera que estaba muy grave. Al final el regresó a su país con ella y ella falleció, no pudo recibir un trasplante a tiempo. A lo largo de los meses que la acompañó, el descubrió su Fe, acrecentó su Amor y despertó cada día a su Esperanza. Tanto así que cuando ella falleció el puso en su tumba: “Dios nunca se equivoca”. Una frase nacida de la Fe, del Amor y la Esperanza.
La Fe es una confianza en lo que no vemos. A partir de ella creemos en Dios y en su hijo Jesús.
EL Amor es la voluntad puesta en marcha en sintonía con la Voluntad de Dios, tratando de vivir a ejemplo de Jesús. Como dice San Juan: "El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor". Y es en Jesús que Dios nos enseña a Amar.
Pero vivimos en un mundo en el que las cosas pueden no ser como esperamos, en el que la gente ha perdido la Fe, en la que la gente le llama amor a cualquier sentimiento, y se olvida que el amor para ser pleno debe estar iluminado por la presencia de Jesús, el Amor que no espera nada y lo da todo hasta la vida misma. La incertidumbre y las dificultades a nuestro alrededor pueden nublar o apagar la Fe, o alejar al Amor si es que no tienen una buena raíz. La Esperanza es la que nace a partir de las dificultades para enseñarnos a ser pacientes, a ser virtuosos y a confiar en que todo tiene un sentido y una razón. Entonces se convierte como dice San Pablo en un “ancla del alma, solida y firme”. Entonces es más sencillo Amar el camino.
Quiero ser una persona de Esperanza, para que esta ilumine mi optimismo y comprenda que "sus caminos no son mis caminos y sus pensamientos no son mis pensamientos".
Los resultados serán entonces siempre buenos, aunque a otros les parezca que no. Se trata de a la luz de la Fe, iluminados por la Esperanza, no tener miedo de Amar y de vivir, pues todo tendrá un sentido.
Es entonces que uno entiende que todo sucede por algo y aprende a Amar la voluntad de Dios, haciendo de nuestra voluntad un instrumento del Amor.
Los ama,
Papá.
1 comentario:
Doctor,nunca deje de escribir no se imagina como contagia su FE.
Gracias por todo
Mariel de Quijano
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