Navegar por el mar de la Confianza y del Amor
"Apenas pronuncié unas pocas palabras, me sentí maravillosamente comprendida, incluso adivinada... Mi alma era como un libro abierto, en el que el Padre leía mejor incluso que yo misma... Me lanzó a velas desplegadas por los mares de la confianza y del amor, que tan fuertemente me atraían, pero por los que no me atrevía a navegar...Soy de tal condición, que el miedo me hace retroceder, mientras que el amor no sólo me hace correr sino volar..."
Santa Teresita de Lisieux
Para quienes leen por primera vez este Blog, la culpable de toda esta aventura de escribir y compartir fue Santa Teresita. Su biografía cayó en mis manos como un regalo de una especial amiga, una hermana espiritual. Y ello me abrió los ojos nuevamente a cosas que alguna vez había sentido.
El comentario que escogí hoy para esta reflexión nace de un episodio en el que Santa Teresita se acercó a confesarse. Todos ansiamos en el fondo de nuestra alma navegar por los mares de la confianza y el amor, pero no nos atrevemos a navegar porque sabemos que ello va implicar dejar de lado muchas cosas. Empezando con nuestra comodidad, nuestra seguridad, nuestros sueños terrenales. El mar del amor es un mar donde las velas deben estar muy bien desplegadas y ello significa estar preparado a que los vientos nos lleven por océanos nuevos, donde más allá de las tempestades, si somos fieles a la voluntad de Dios llegaremos a buen puerto. Es por eso que se trata de entender que el camino hacia el "mar del Amor" va precedido del "mar de la confianza". Solo podemos amar de verdad si tenemos confianza. Quien desconfía es incapaz de amar a plenitud porque el amor todo lo espera y todo lo soporta.
El sacramento de la Reconciliación es un regalo de Dios para reencontrarnos con él. El conoce todo sobre nosotros y nos comprende mejor que nadie. Al acercarse a confesarse no debemos sentir miedo, sino sentir el amor de Dios que se alegra de que nos acerquemos a él para poder recibirlo luego en la Comunión. Como le dijo su confesor a Santa Teresita: "hay faltas que no desagradan a Dios", me imagino que son esas faltas las que nos hacen darnos cuenta de la necesidad de Dios que tenemos, de la sed de Dios que hay en nuestra alma.
Que el miedo como dice Santa Teresita no nos haga retroceder, y que con la confianza que nos conduce al amor sintamos también esa fuerza que no solo nos haga correr sino volar. Como ella misma dice, "Dios es más tierno que una madre", aprendamos a sentir su ternura para empezar a navegar por el mar de la confianza y del amor. Allí está la verdadera felicidad.
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