AprenderAlguna vez escuché a alguien decir que uno nunca debe perder la capacidad de asombrarse. Y creo que tiene razón, pues solo así es posible aprender.
Lo maravilloso es que si uno realmente abre las puertas a ese deseo de aprender puede descubrir cosas increíbles aun de las circunstancias o de las personas de quienes menos se imagina.
Me encanta la naturaleza, y tuve mucha suerte de niño, porque cada visita a mis abuelos (quienes vivían en la selva del Cusco) era un encontrarme con cosas que no hay en la ciudad. Nadar en el río, caminar por una trocha de la selva, subirme a un árbol de mandarina y comer la fruta sentado sobre el mismo. Era toda una aventura. Aprendí muchas cosas y con los años he descubierto cuan importante fue todo ello para mi, tanto así que alguna vez escribí un cuento titulado "La escuela silenciosa", un abuelo y sus nietos que lo visitan y como él les enseña a escuchar y aprender de lo que la naturaleza les enseña.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el Adviento?
Los árboles, las plantas, toda el reino vegetal nos enseña que su sentido es dar algo para los demás...dar flores, dar frutos, dar sombra, dar protección, dar nido, dar materiales para construir, escribir, para curar...incluso en las espinas hay una lección. Todo lo verde nos regala el oxigeno para vivir. El problema está a veces en el uso que nosotros le damos a lo que el mundo vegetal nos regala.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el Adviento?
Con aprender a ver, aprender a escuchar, aprender a dar. Seguir el ejemplo de lo que el mundo vegetal nos enseña. Dar frutos, ser desprendidos, ser como el trigo...
El día de hoy en la lectura del Evangelio Juan el Bautista nos habla de dar frutos, de ser como el trigo, de convertirnos.
El Adviento es tiempo de preparación para la Navidad.
No cerremos las puertas a la posibilidad de aprender cosas nuevas, sobre todo si estas nos van a ayudar a ser mejores, a dar frutos, a acercarnos el Pesebre.
Quienes visitaron primero a Jesús no fueron los sabios o los poderosos, fueron humildes pastores. Que más asombro que el encontrarse con ángeles y ser invitados a visitar el pesebre.
Aprender a ser humildes para vivir una Navidad especial.
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