Saber acompañar
Todos hemos tenido a alguien cercano enfermo. La enfermedad aparece de pronto, irrumpe. A veces tiene que ver con los riesgos que asumimos en nuestra vida, con lo que le hayamos hecho a nuestro cuerpo...tabaco, alcohol, excesos, dietas irresponsables. Otras veces aparecen los problemas de salud de la nada, sin ningún aviso previo. De hecho quien padece la enfermedad es usualmente quien más sufre...la angustia, la incertidumbre, el dolor, el sufrimiento.
Pero es necesario recordar que muchas veces el paciente no está solo. Los seres queridos también van a ver sus vidas afectadas ante lo que trae la enfermedad. Es más, cuando se trata de los extremos de la vida, son los hijos o los padres quienes más van a padecer la situación. Los niños pequeños y los ancianos a veces, no son concientes de la magnitud de su problema. Entonces recae todo el peso de la enfermedad sobre los seres queridos.
En el caso de las personas mayores es muy importante que los hijos recuerden que el amor a los padres debe de ser realista y desprendido.
Realista por cuanto no somos eternos y los años traen una serie de problemas de salud que pueden a veces pasar inadvertidos hasta que algún otro problema hace evidente que los años no han pasado en vano. "Pero si estaba tan bien". Los años en silencio van dejando su huella y uno debe entender que el proceso natural del envejecimiento va a afectar todo el cuerpo aunque nuestros seres queridos aparenten estar bien. Una infección u otro evento agudo suele muchas veces descubrir la verdad...un riñón que no funciona bien, un corazón cansado, un cerebro que se confunde. A veces esto es transitorio, pero a veces simplemente se descubre lo que estaba latente. La realidad es que los años pasan la factura.
Desprendido por cuanto debemos entender que a partir de cierta edad, cada día es un regalo y que hay que saber aceptar la inminencia de la muerte y no caer en lo que se denomina ensañamiento terapéutico dejando que se realicen procedimientos que si bien dilatan el momento de la muerte, también pueden ser incómodos para el ser querido y prolongar o aumentar el sufrimiento.
El Amor debe estar presente siempre, acompañando al ser querido, con ternura, con paciencia, como cariño y disponibilidad. Pero con la aceptación de que hay realidades que no dependen de la ciencia, y con el desapego que nos permita aceptar que hay cosas que no podemos cambiar hagamos lo lo que hagamos.
Hay que saber acompañar a nuestros familiares enfermos, acompañarlos pensando en como nos gustaría que nos acompañen a nosotros.
Si hay Fe y Esperanza, con la paz que nace de saber que el Amor nunca se acaba, nuestro amor trascenderá nuestra existencia y será también medicina para el alma. No solo para la del enfermo a quien nos toca acompañar sino también para nosotros. Entonces será más fácil ser realista y desprendido, entonces sabremos acompañar a nuestros enfermos.
1 comentario:
Cuanta verdad y amor en tus palabras! y sin embargo es duro, es dificil, aceptar una situacion sin tratar de hacer algo mas.... pero tu tienes la razon.
Gracias Luis Manuel
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