Una puerta especial
En las ultimas semanas he tenido la oportunidad de acompañar a pacientes y amigos que han tenido que enfrentarse a situaciones difíciles.
La vida a veces nos pone delante situaciones que no dependen de nosotros, y una enfermedad es sin duda una de estas realidades que nos cambia todo.
La perdida de un ser querido de quien uno depende, sueños y planes que no se cumplen , el no aceptar que hay enfermedades que nos nublan la mente.
La perdida súbita de un ser querido es algo que golpea. No hay tiempo para despedidas y todo parece derrumbarse. Se ha cerrado una puerta en la vida...pero siempre que se cierra una puerta, si uno sabe abrir su corazón empieza a descubrir que otras se abren. Los colores del atardecer con los que el día se despide no son otra cosa que una señal para recordar que después de la noche viene un nuevo día. Es cierto hay cosas que ya no serán iguales, hay ausencias que son irremplazables, pero la Esperanza debe iluminar el corazón para descubrir que la vida continua y que la felicidad no está la persona amada, sino en el camino recorrido con ella y en los frutos de lo compartido. El ser amado es un regalo que Dios nos puso en el camino para acercarnos más a Él (para aprender a amar). Es a veces en la ausencia que uno descubre y toma conciencia real del regalo que recibió y de todo lo que debe compartir con los demás. Esa puerta cuando se abre, disipa el dolor y es entonces que la Esperanza y el Amor nos ayudan a comprender y a ver que nunca estamos solos. Es entonces cuando uno cosecha lo que ha sembrado. Lo que se debe sembrar siempre es el amor, ese amor que nos hace descubrir que nunca estamos solos.
Cuantos planes y sueños que uno tiene, y a veces estos no se hacen realidad. No convertamos los medios en fines. A veces uno se aferra tanto a las cosas que eso mismo termina alejándonos de lo que realmente deseamos. Viene mi mente la historia del joven cachorro que descubre que la felicidad se escondía en su cola y se pasaba todo el día corriendo en círculos persiguiendo su cola. Un viejo animal lo ve y le pregunta que hace. "Persigo mi cola porque allí está mi felicidad" dice el cachorro. El viejo can sonríe y le dice algo muy cierto: "Si, lo que dices es cierto, pero no se trata de perseguir tu cola para alcanzar la felicidad, se trata de avanzar hacia adelante, hacia donde debes y tu cola siempre te seguirá". Si las cosas no salen como uno espera, es porque esa no es la puerta que uno debe abrir, si estamos obsesionados con ella no nos daremos cuenta que hay otras puertas importantes que esperan ser abiertas.
Que difícil es aceptar que podemos estar equivocados. Nadie quiere estar enfermo y la enfermedad es algo que no queremos tener cerca y a veces no aceptamos. ¿Cómo saber si estamos equivocados? Una manera de darnos cuenta es el ver los frutos. Y un par de frutos que ayudan a discernir mejor las cosas son la alegría y la Paz. En todo lo que hacemos debemos hacernos esas dos preguntas. Si me da alegría y me da paz es que viene del Amor. Lo que nos puede dar alegría pero no paz es porque nos aleja del Amor. Lo difícil es no engañarse. Ante cada puerta que se abre uno debe hacerse esa pregunta.
Pero ¿Qué tiene que ver una enfermedad con la alegría y paz? Si abrimos la puerta correcta descubriremos que tiene mucho que ver.
¿Alegría por estar enfermo? ¡Si nadie quiere estar enfermo!
Es muy cierto, pero se trata de aprender a vivir con lo que la vida nos va mostrando. Se trata de amar nuestro camino, concientes de que lo que más deseamos es nuestra felicidad. Si entendemos que nuestro deseo de ser felices es más grande que nuestras circunstancias ( incluida en ella una enfermedad) es posible ver la enfermedad no como un castigo sino como una oportunidad. Solo así puede nacer la Paz. Paz para no desesperarnos, Paz para entender que se pueden abrir puertas a través de las cuales podemos descubrir quien somos en realidad, quienes realmente están a nuestro lado, y como hay cosas que solo se pueden comprender después de entender que la incertidumbre siempre está presente en la vida. Entonces uno puede sentir esa extraña alegría de aceptar que hay puertas que se abren para enseñarnos a valorar lo que tenemos.
La enfermedad es una puerta especial en la vida de un ser humano. Nos enfrenta a la incertidumbre, a la posibilidad de la muerte, al dolor y al sufrimiento. Es normal tenerle miedo. Pero si uno tiene Fe y Esperanza entonces se abre una nueva dimensión en nuestras vidas. No tengamos miedo.
1 comentario:
Gracias por estas reflexiones profundas, sobre todo cuando se trata de la enfermedad que nos hace ver la realidad de nuestros sentimientos y de nuestra razón de ser. Gracias al Señor que la fe y la esperanza siempre me acompañan.
Un paciente tuyo.
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