Para nuestro bien
"Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: "Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama"...nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad.
Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia..."
Hebreos 12, 5.6 10-11
Esta cita de la carta de San Pablo a los Hebreos se leyó en misa hace un par de semanas. La verdad que me gustó mucho porque creo que es clara en recordarnos que Dios es como un padre que, como dice la lectura, nos corrige como hijos suyos para nuestro bien.
La soberbia es enemiga del amor, es enemiga de la paz y la justicia. No somos perfectos, no podemos pretender serlo. Y el llamado a la Santidad, si bien es un llamado a la perfección, implica el tener la humildad necesaria para aceptar que podemos equivocarnos. Los grandes santos se consideraban los más grandes pecadores.
Como les digo a mis alumnos estudiantes de medicina, el peor error es pensar que lo sabemos todo y que no nos equivocamos. Mucha gente cae en ese error por soberbia. Es entonces que uno no quiere ver más allá y piensa que tiene la razón en todo. Solo si acepto que puedo estar equivocado voy a tener más cuidado en hacer las cosas y estaré más atento para hacerlas de la mejor manera. De hecho saber que puedo equivocarme abre la puerta a aceptar ser corregido. "Si el río suena es porque piedras trae" dice el refrán, y para los creyentes Dios nos habla de muchas maneras. No es fácil aceptar que uno puede estar equivocado, eso como dice San Pablo puede ser "motivo de tristeza". Es por eso que es importante ser humilde, para que los frutos puedan florecer.
Nos cuesta ser corregidos, nos cuesta aceptar estar equivocados. Abramos la puerta a esa posibilidad. A veces son las situaciones las que nos dicen que tomamos una decisión equivocada, a veces son los que están cerca nuestro, con sus palabras, con sus consejos, incluso a veces con su silencio. La corrección del Señor viene de muchas formas. Los frutos son los que hablan al final.
Aceptemos toda corrección que nos ayuda a ser mejores y a hacer mejor las cosas. Esas son las que vienen de Dios. No nos desanimemos, descubramos que es una manera de señalarnos el camino.
Todo sucede por algo, la Providencia es también escuela de Dios para quien es humilde y descubre Su voluntad en lo que sucede a nuestro alrededor. Es nuestra libertad la que al final define como vamos a reaccionar.
Aprendamos y aceptemos el ser corregidos, que es para nuestro bien.
Aprendamos a ser hijos con ganas de aprender, concientes de que nuestro Padre quiere lo mejor para nosotros.
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