Caminos y Encuentros
El breve capítulo XX de "El Principito" tiene 3 elementos que creo importante comentar.
El primero es el del Camino. ¿Qué es la vida sino un continuo caminar? Un caminar hacia nuestra felicidad…¿Pero dónde está nuestra felicidad? Como el Principito, es necesario que atravesemos “arenas, rocas y nieves”. Se trata de encontrar nuestro camino, “y los caminos llevan siempre a la morada de los hombres”. Todo ser humano que busca su felicidad al final tendrá que llegar a donde están los hombres. No estamos solos, la felicidad está en el amor, y el amor se vive en el encuentro con los demás.
El segundo elemento es el del encuentro con una realidad inesperada. El Principito se encuentra con “un jardín cuajado de rosas…¡Todas se parecían tanto a su flor!”. En cada camino que tomemos en nuestra vida siempre tendremos momentos como el que paso el Principito, encuentros con situaciones que cuestionaran lo que pensábamos. Y es posible también que como él nos sintamos “muy desgraciados” al descubrir que nuestra flor no es la “única de su especie en todo el universo”. No podemos evitarlo, en nuestra vida habrán momentos en los cuales aparecerán personas o situaciones que cuestionaran lo que pensábamos, que nos harán ver que no todo es como creíamos. Es entonces que debemos tener presente que hay cosas que van más alla de lo que vemos o lo que vivimos. El que todas las rosas sean iguales a los ojos no significa que una no pueda ser realmente especial por lo que se ha compartido con ello.
El tercer elemento es la respuesta. No tomemos conclusiones ni decisiones apresuradas como lo hace el Principito: “No soy un gran Principe…y echándose sobre la hierba el Principito lloró”.
Su flor si era única, como aprenderá en el capítulo siguiente.
Ante cada encuentro inesperado en nuestras vidas debemos estar preparados para ver más allá de lo que la realidad nos muestra. Es cierto, lloraremos a veces, pero es necesario continuar el camino y estar preparados para lo que venga después. Si el Principito hubiese estado demasiado triste o llorado demasiado quizás no hubiera escuchado el saludo que le hace el zorro al inicio del capítulo siguiente.
La vida es un camino donde los encuentros se dan a cada instante, pero donde lo que pase al final dependerá de cada uno de nosotros. De ver más alla de lo que nuestros ojos nos muestran y de aprender a ver con el corazón. Entonces el camino hacia nuestra felicidad será más claro, pues lo esencial es invisible a los ojos, tal como nos recordará el zorro en el siguiente capítulo.
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