No perder la esperanzaHay familias a las cuales a veces les toca pasar por momentos muy difíciles. Una enfermedad intempestiva, un accidente, la pérdida de un ser querido.
Las reacciones ante todo esto son de lo más variadas, pero cuando hay unión, cuando hay amor uno descubre una dimensión increíble...que transforma, que alivia, que consuela, Muchas veces cerramos los ojos y nos cerramos en nosotros mismos. Entonces el dolor es más intenso, la agonía es más larga y la tristeza nos anula e impide ver que la vida continua. Se trata de abrir los ojos a la esperanza y acrecentar nuestro amor.
Lo he visto hace poco en un amigo. Ha pasado momentos muy difíciles, un hijo pequeño con un serio problema de salud. Para la ciencia algo incierto, para él algo que ha cambiado su vida pero no como pensaría la mayoría. Su espíritu es admirable, su fe se ha fortalecido, su esperanza es contagiante y se le ve con una energía que solo puede nacer del amor de Dios. Sigue luchando y seguirá luchando.
Tanto amor me hace pensar que los milagros pueden ser posibles. Mis oraciones están con él, y sé que desde hoy no solo las mías sino las de quienes quieran acompañarlo. Al final todos somos una gran familia...no perdamos la esperanza
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