Cuestión de perspectivaUno siempre ve con esperanza el año que empieza, pero creo que olvidamos algo simple. Es cuestión de perspectiva, un año toma su tiempo en pasar, y nos permite ver cambios, hacer planes, proyectos. Sin embargo si somos realistas cuantas veces nuestros propósitos de año nuevo no duran más que unas pocas semanas o meses en el mejor de los casos y caemos nuevamente en la rutina del día a día.
Allí está el problema, ponemos toda la esperanza en “año que viene” y nos olvidamos que en realidad es cada día que pasa el que debemos ver con esperanza. Cada día que vivimos independientemente de lo que hagamos (trabajar, descansar, reír, llorar) debe ser visto con esperanza...mañana será otro día y puede ser mejor.
Veamos con esperanza cada día que llega a nuestra vida. Y busquemos en ese día vivir momentos de calidad con quienes están cerca a nosotros, con nuestras familias, con nuestros amigos. No se trata de hacer una gran celebración, se trata de vivir con la alegría que nace de la esperanza de saber que uno siempre puede dar un poco más y que los obstáculos son al final oportunidades y lecciones. Es cuestión de perspectiva, un año son 365 días, vivamos cada día con intensidad y gratitud, con humildad y madurez. Cada día es en si mismo un regalo, aunque la noche pueda ser larga, al final siempre habrá un nuevo día.
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