"No me entretengo en tonterias"
Continuamos hoy con nuestros comentarios reflexivos sobre uno de mis libros favoritos, "El Principito".
El capitulo XIII nos relata el encuentro del Principito con el hombre de negocios.
Este personaje se define a si mismo como "un hombre serio" que no se entretiene en tonterías y que "ha trabajado tanto". Como este mismo personaje nos cuenta solo ha sido interrumpido en su trabajo tres veces: "por un abejorro", por una "crisis de reumatismo" y la tercera vez por el encuentro con el Principito.
Es un hombre serio que no tiene "tiempo de desvariar" y que se ocupa de poseer estrellas "para ser rico" y "comprar más estrellas".
Como muy bien dice el Principito "razona poco más o menos como mi borracho". El pensamiento circular de convertir los medios en fines. Así no se llega a ninguna parte.
El Principito es claro cuando le dice que las posesiones que él tiene si son importantes, su flor y sus volcanes. Hay un sentido en el poseerlas y es que hay una relación de necesidad y utilidad entre él y su rosa y sus volcanes. Muy por el contrario, como le dice el Principito al hombre de negocios: "tú no eres nada para tus estrellas". El hombre de negocios no encuentra respuesta y el Principito se marcha del planeta.
¿Cuántas veces los adultos convertimos medios en fines? Nuestro trabajo, lo que hacemos (que debe ser un medio para vivir, para servir a los demás, para desarrollar los talentos que hemos recibido) se convierte en un fin. Nos ocupamos tanto que no tenemos tiempo para darnos cuenta que en la vida de cada uno de nosotros aparecen rosas que cuidar y volcanes que deshollinar. En lugar de ello nos preocupamos más de juntar estrellas, de disfrazarnos de las apariencias (que brillan como las estrellas). Felizmente ocurren a veces circunstancias que nos tratan de hacer ver que la vida es más que eso, "abejorros" o "crisis de reumatismo". Pero no es suficiente. Solemos no "entretenernos en tonterías" y seguimos adelante.
Aprendamos a no convertir los medios en fines, en lugar de vivir para trabajar, aprendamos a trabajar para vivir, para poder encontrar aquellas "flores" que la vida nos pone delante para regarlas y cuidarlas. Aprendamos a deshollinar volcanes para que no exploten, aprendamos a ser útiles para los demás.
Reconozcamos que una de las tontería más grandes de los adultos es la de creer que debemos ser un "hombre serio". No podemos ser serios cuando en realidad muchas veces no sabemos a donde vamos, cuando convertimos lo medios en fines por no tener claro el fin de nuestra existencia. Como dice el Principito "con sencillez" al final del capitulo XIII, "las personas mayores, decididamente son extraordinarias", el problema es que no nos damos cuenta de en que consiste el ser extraordinarios. Se trata de encontrar el verdadero sentido de nuestra existencia. Los seres extraordinarios son aquellos que toman conciencia de que hay un camino que seguir, una meta a la cual llegar, un ideal por el cual vivir. La semilla está en todos, es cuestión de darnos cuenta.
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