Ser un Pesebre
"...y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento"
Lucas 2, 7
En el cuarto domingo de adviento recordamos la entrega total de la Virgen María al aceptar vivir la voluntad de Dios, al aceptar ser la Madre de Jesús.
Muchas veces nos cuesta entender la voluntad de Dios...sobre todo cuando las cosas no salen como esperamos. Sin duda a veces nos hacemos preguntas, aparecen dudas, pero ello sucede porque vemos las cosas desde nuestra perspectiva.
La escena del nacimiento de Jesús sobre la cual reflexionamos hoy es muy clara en ese sentido. La Virgen María y San José, quienes buscan vivir la voluntad de Dios no encuentran alojamiento...¡parece incomprensible desde nuestra perspectiva! ¿Cómo Dios puede permitir algo así, si es su Hijo quien va a nacer?
Los ojos de Dios ven más allá, todo tiene un sentido para él. Una razón que pudiera ser humanamente incomprensible, pero que es una gran lección.
Sólo quien hace de su corazón un pesebre, quien se vacía de soberbia, de vanidad, de egoísmo; podrá recibir a Jesús en su corazón. Se trata de ser humildes, aceptando que hay cosas que no dependen de nosotros, pero siendo fuertes para cambiar y mejorar lo que si podemos.
Aceptar la voluntad de Dios es ser un pesebre para alojar a Jesús, para que él pueda llenar nuestras vidas de su amor.
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