Perdón
Hace unos días mis hijos hicieron una travesura. Mi reacción fue excesiva en cuanto a las palabras que usé para reprenderlos. Mi esposa me hizo notar que se habían asustado un poco.
Al día siguiente (domingo) pasé toda la mañana con ellos (fue uno de esos raros domingos que no tuve que ir a trabajar) y lo primero que hice fue pedirles perdón por las palabras que use la noche anterior. Les explique que todos los seres humanos podemos cometer errores, y que mi error la noche anterior fue usar palabras fuertes que podrían haberlos asustado. Les expliqué que todos nos podemos equivocar, pero lo importante es saber pedir perdón y tratar de no cometer de nuevo los mismos errores. Hay cosas que para ellos pueden ser importantes y a veces una palabra fuerte puede ser entendida fuera de contexto. Mi primer error fue no darme cuenta que una travesura es a veces algo casual, inesperado. Yo como adulto conozco las consecuencias de lo que hago, pero ellos no. Una palabra con amor puede ser más efectiva que cien palabras fuertes. Esta semana he tenido un poco más de tiempo para estar con ellos, hemos hecho tareas, hemos conversado, hemos bromeado un poco. Y veo como ellos si desearían tener más tiempo conmigo. Hay un tiempo para todo, para pedir perdón, para corregirlos, para jugar, para compartir...pero todo debe ser hecho con amor. Las palabras fuertes de la otra noche no nacieron del amor, sino de mi cansancio y mis hijos no tienen la culpa de ello.
Que nuestros cansancios o preocupaciones no nos hagan ciegos. Que al hacer las cosas las hagamos y digamos como nos gustaría que hiciesen con nosotros. No es fácil, pero felizmente siempre es posible pedir perdón...y cuando hay amor éste siempre llega. La familia es la primera escuela para vivir el amor, para vivir el perdón.
Gracias familia por ser lo que son, gracias Dios por el regalo que me has dado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario