Soportar dos o tres orugas
El capítulo IX de "El Principito" nos habla de cuando deja su planeta y se despide de la rosa. Al inicio del capítulo Saint Exupery nos recuerda que antes de toda partida hay que poner "en orden el planeta". Deshollinó sus dos volcanes activos y el extinguido ("uno nunca sabe lo que puede ocurrir"). Luego arrancó con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Al disponerse a cubrir la rosa con su fanal "sintió ganas de llorar". Y es que en toda despedida de alguien especial en nuestras vidas siempre hay algo de melancolía por aquello especial compartido. Las palabras de la rosa en respuesta al adiós del Principito llaman la atención por el desapego de la rosa: "He sido una tonta...Perdóname. Procura ser feliz".
¿Cuántas veces nos cuesta pedir perdón?, ¿Cuántas veces nos despedimos de personas importantes en nuestras vidas sin decir todo lo que nos gustaría? La rosa lo hace, intenta abrir su corazón: "Sí, yo te quiero...ha sido culpa mía que tu no lo sepas...Trata de ser feliz"
En esa despedida el Principito no sabe que decir, piensa en lo circunstancial ("Pero el viento..."). La rosa entonces dice algo que no puede ser más real: "Será necesario que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas, creo que son muy hermosas".
En este mensaje se esconde el misterio de aprender a aceptar las dificultades y los momentos difíciles en nuestras vidas. Son las orugas que si sabemos aceptarlas, pueden convertirse en hermosas mariposas.
Pero como la rosa, nosotros a veces nos dejamos vencer por el orgullo...no nos gusta que nos vean llorar y apresuramos las despedidas.
Todo tiene su momento y el adiós siempre debe ser un momento especial, de desapego, de desear lo mejor para el otro, aceptando que las mariposas son hermosas pero solo la podremos ver después de haber soportado a las orugas.
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