Mi libro favorito
Desde muy pequeño siempre me gustó leer. Recuerdo cuando tenía 7 años, recién había aprendido a leer y escribir y acompañé una tarde a mi padre a la biblioteca de la ciudad universitaria donde él hacía su postgrado. Esa tarde me regaló mi primer libro. Un libro que aun conservo y que me ha acompañado a lo largo de mi vida. Lo he prestado muchas veces y he regalado ediciones del mismo a muchas personas, usualmente a gente que ha sido especial en mi vida. Es un libro sobre la amistad. Un libro que en su aparente simpleza esconde una profundidad que a veces muchos de sus lectores no descubren en la primera leída. Yo lo leo por lo menos un par de veces al año, usualmente lo uso en mis talleres voluntarios de lectura con estudiantes de medicina a quienes les gusta la literatura. A veces es necesario que el motor se averíe, para poder encontrar en el desierto aquello que tanta falta nos hace. En las siguientes ediciones de Túnica Alba compartiré en esta columna algunas ideas sobre este libro y sobre otros de mis libros favoritos. Quien lee, transforma su mente, abre las puertas no solo a la fantasía o la ficción, sino a personas diferentes a nosotros, a realidades distintas, a tiempos que fueron o aun no llegan, a universos escondidos en hojas que van a abonar el alma. Un buen libro es un buen abono para el alma. Esos son los imprescindibles.
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