Cuando las cosas son diferentes
Nos gusta hacer lo que nos agrada. Y en el caso de ciertas personas eso es tan importante que en su vida todo gira alrededor de tener todo bajo control, en poder tener todo calculado, en tener la tranquilidad de que todo va a ir bien. A veces es fácil. Sobre todo cuando hay tranquilidad económica o laboral o social. Pero algo que rompe toda previsión es la enfermedad. La enfermedad no pregunta, no pide permiso, interrumpe, crea incertidumbre, y a veces hace que todo termine. Nadie desea, nadie quiere que nos visite. Pero como el ladrón, aparece muchas veces cuando uno menos se lo espera. Cierto que hay enfermedades que uno se las busca, sino preguntemos a los fumadores. Pero la gran mayoría simplemente vienen, aparecen, y cambian todos nuestros planes. Es entonces cuando uno descubre que el control es algo relativo. Y en la misma ciencia lo sabemos, a pesar de todos los adelantos en la ciencia y los nuevos antibióticos, la mortalidad por neumonía no ha cambiado mucho desde la era pre antibiótica. ¿Entonces que control tiene el paciente? Pues tiene mucho más control de lo que se imagina. Su voluntad puede ser orientada a luchar contra la enfermedad, a no dejarse vencer por la incertidumbre, a descubrir las fuerzas que tiene, a darse cuenta de quienes son los que están realmente a su lado, a cultivar la esperanza. Uno marca la diferencia siempre que quiera hacerlo. La enfermedad es una oportunidad para llevar el verdadero control, el de la voluntad. Pero no basta la voluntad, son necesarias también la serenidad y la sabiduría. Como dice el sabio dicho: "Señor dame la voluntad para cambiar lo que puedo, serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar y sabiduría para conocer la diferencia". La enfermedad es un camino muchas veces lento, es un atardecer hacia una noche de incertidumbre; pero si uno descubre que la voluntad puede ser fuerte, un atardecer que presagia el amanecer del nuevo día. Cuando las cosas son diferentes, uno debe aceptar que si bien no todo depende de nosotros, si está en nuestras manos el marcar la diferencia y descubrir los tesoros que uno tiene dentro y alrededor nuestro. A veces la desesperanza hace que veamos las cosas como un problema y no como una oportunidad. Si uno aprende a ver con esperanza las cosas diferentes, descubre que todo tiene un sentido. Tagore decía: "no llores porque el sol se fue, que las lágrimas no te dejaran ver las estrellas".
Cuando hay esperanza, no solo están las estrellas, sino que después vendrá el alba que trae el nuevo día.
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