Conmovido y Turbado
No son palabras mías, son palabras del Evangelio de San Juan (Cap 11 vers.33), y describen lo que Jesús sintió al ver a María y quienes la acompañaban, llorar por la muerte de su hermano Lázaro.
Jesús lloró.
Todo creyente tiene Esperanza, la cual iluminada por la Fe nos abre la puerta para comprender que la muerte no es el final, es tan solo una puerta hacía la eternidad. Pero esa esperanza no quita el que podamos conmovernos, turbarnos y llorar ante la partida de un ser querido.
Ante la muerte de un ser querido son muchas las emociones que uno experimenta, el dolor de la partida, el sentir la ausencia, el no comprender el ¿por qué?, el sentimiento de soledad, frustración...«Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto» le dice María, la hermana de Lázaro, a Jesús.
Las lágrimas que nacen del amor son justas y necesarias. Y por eso es importante que esas lágrimas broten para que el alma pueda ser abonada, para que a la luz de la Fe y la Esperanza el Espíritu comprenda y recuerde las palabras del Amor, de Jesús a la hermana de Lázaro: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 11, 40).
No entiendo a Dios. No comprendo como su Providencia permite cosas que para mi pueden ser injustas...pero es mi esperanza la que me hace aceptar que mi mente es limitada y que a pesar de todo su Amor está presente siempre. Dios sabe qué es lo mejor.
Está última semana me sentí turbado y conmovido, y gotas de rocío aparecieron en el jardín de mi alma; un poco de abono es siempre necesario. La muerte de dos personas a quienes acompañé como médico en distintos momentos de su vida fue sin duda un golpe.
Pero la vida continúa y el tiempo no se detiene.
Para una de las familias lo ocurrido fue en cierto modo una bendición, partir en gracia de Dios, tras una lucha indescriptible contra la enfermedad. El dolor de la partida se disipa en la paz y el consuelo de saber que que hay un tiempo en el que Dios nos llama...y entonces uno deja de sufrir.
Para la otra familia, en muchos de los familiares había todavía la esperanza de que las cosas cambiaran, de que la enfermedad se controlara. Fueron más de seis años de lucha, y un espíritu admirable en la paciente que logró algo que muy pocos logran con esa enfermedad.
La muerte es parte de la vida, y la enfermedad nos hace más concientes de la inminencia de la muerte. Pero a la luz de nuestra Fe, se trata tan solo de una puerta...para encontrarnos con Jesús.
Que no tengamos reparo en conmovernos o turbarnos ante la muerte de alguien cercano, que no tengamos miedo a llorar lo justo y necesario. Si es por amor, podemos aprender bastante si abrimos nuestros corazones a la Gracia.
Uno de mis mejores amigos escribió como epitafio para su esposa "Dios nunca se equivoca". Todo lo que vivió durante la enfermedad de su esposa lo convirtió en una mejor persona porque supo abrir su corazón a la Fe, a la Esperanza y al verdadero Amor. Comprendió que todo tiene un sentido ante los ojos de Dios y que más allá del dolor de la partida, debe estar la esperanza de que el ser querido goza ya de la promesa del encuentro con Dios y que ante lo que no entendemos más que el ¿por qué? es importante encontrar el ¿Para qué?.
Un alma que se conmovido, turbado y llorado por amor es capaz de comprenderlo.
1 comentario:
Hermosas palabras y pienso tambien que Dios no se equivoca. Como un pintor, que debe alejarse un poco de su obra para apreciarla mejor, nosotros debemos dejar pasar el tiempo..tomar distancia...y entonces entenderemos en su real magnitud y valor el mensaje que Dios nos dejo con la lucha y partida de Karencita.
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