Realidad y Esperanza
Comparto la carta que escribí a un amigo con reflexiones sobre la enfermedad de su familiar y amiga mía.
"Está vez nos toca vivir experiencias diferentes, por cuanto la salud de nuestra amiga nos hace conscientes de la realidad de la vida y de la perspectiva ante la única certeza que tiene el ser humano sobre su vida.
Sin embargo como creyente (católico) y como médico que se esfuerza por ayudar a sus pacientes curando, aliviando o consolando, siempre mantengo esperanzas, pero esperanzas que se enriquecen con una visión espiritual y sobrenatural de la vida.
La realidad es que la enfermedad que padece en algún momento la llevará a una nueva y especial dimensión de su existencia. Tu al igual que toda tu familia saben mejor que nadie todo lo que ella y ustedes han luchado por vencer la enfermedad…y quiso la providencia que saliera adelante por varios años a pesar de las dificultades. De por si como médico te digo que eso ya fue una bendición y un regalo. Pero por algún motivo (siempre digo a mis pacientes que a Dios no lo entiendo…pero si siento su amor hacia nosotros) la providencia ha dejado que la enfermedad se vuelva a encender y médicamente las cosas no parecen ir como todos quisiéramos. Esta enfermedad invade con agresividad el cuerpo, lo cual la pone en riesgo de que las cosas no salgan como todos deseamos. El panorama desde esa perspectiva es difícil y cualquiera de esas complicaciones puede acercarla la realidad con la cual nos todos enfrentaremos algún día.
La realidad es dura, pero a través de los ojos de Dios, busco que me ilumine la Esperanza y trato de encontrar luces en lo que veo, buscando descubrir más que el ¿Por qué? el ¿Para qué?
Para mi la Esperanza tiene 3 dimensiones. La primera, la más simple, es la esperanza que simplemente las cosas mejoren. Esa es fácil de entender. Ese es el deseo de todos los que la conocemos, pero ese deseo de tiempos mejores es a veces ajeno a la realidad de la vida…hay días y noches y a veces una enfermedad te hace más conciente de la incertidumbre de la vida, especialmente cuando es una enfermedad como la que padece nuestra amiga. La realidad me dice que ello es muy poco probable.
La segunda dimensión de la Esperanza, como creyente, me dice que ha veces los milagros son posibles. He visto un par de situaciones para mi son como milagros, pero ello no está en nuestras manos, está en manos de Dios y de que sea él quien quiera mostrarnos su poder a través de un hecho sobrenatural y extraordinario. Estoy rezando a Dios y pidiendo la intercesión de SS Juan Pablo II y la Madre Teresa para que eso se haga posible. ¿Se hará realidad nuestro deseo?¿Será esa la voluntad de Dios? No lo entiendo, pero sé que nos ama.
La tercera dimensión de mi Esperanza es aquella que me dice que la vida es tan solo un instante en el infinito de la eternidad. Y Dios sabe mejor que nadie donde es que cada uno va a dar lo mejor de si. Pensamos que es en esta vida donde vamos a dar lo mejor de nosotros, y en realidad esto es solo en parte cierto. El sentido de la vida de todo ser humano vivir el amor, pero no solo el amor humano, fraterno, filial, sino ser capaces de percibir el Amor del Eterno y aprender a ser reflejos del Amor de Dios. Como leí hace poco en una biografía de San Juan de la Cruz “Dios no se sirve de otra cosa sino de amor; y a la tarde os examinaran del amor…Donde no hay amor, poned amor y sacareis amor”. Santa Teresita de Lisieux decía que no tenía miedo a la muerte porque desde la eternidad podría hacer muchísimo más por todos los seres humanos que amaba. Esa Esperanza en que la muerte es tan solo la puerta al encuentro con el más grande amor es la que debe iluminar nuestra existencia. Mientras más amor uno viva durante su existencia, más podrá dar desde ese encuentro total y pleno con el Creador. Esa es la Esperanza que busco hacer realidad en mi vida, aquella que me hace perder el miedo a la muerte, aquella que me hace intentar dar lo mejor de mi cada día, aquella que me recuerda vivir cada instante de la mejor manera con amor, alegría y paz.
La Esperanza debe nacer de la Fe, y el Amor debe ser la fuerza para comprender que todo en la vida tiene un sentido, por más incomprensible o humanamente doloroso que pueda parecer. Amar es también desapegarse para poder volar o dejar volar hacía el Creador.
Bueno mi amigo, son ideas y reflexiones que espero te ayuden a comprender un poco más como es que veo lo que está pasando."
1 comentario:
Reconozco la carta... Te cuento que nos hizo reflexionar bastante y nos emocio mucho. Vivir todo esto de lejos modifica y filtra las emociones. Ni siempre sabemos que pedir a Dios... Despues de tu carta todo entro en perspectiva - Hay que agadecerle a El por los anos que la tuvimos cerca de nosotros...
Con mucho carino.
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