Para Maravillarnos
"La vida del hombre es como hierba; brota como una flor silvestre: tan pronto azota el viento, deja de existir, y nadie vuelve a saber de ella. Pero el amor del Señor es eterno para aquellos que lo honran; su justicia es infinita por todas las generaciones, para los que cumplen con su alianza y no se olvidan de obedecer sus mandatos."
Salmo 103, 15-18
La lectura completa del Salmo 103 y el que le sigue el 104 son para maravillarse: son un canto de Bendiciones y de alabanza a Dios y a toda su creación. En los versículos escogidos para la reflexión de hoy dos cosas que debemos de recordar siempre. La primera lo que es la vida del hombre, tan aparentemente insignificante como "hierba" que puede dejar de existir ante el soplo del viento. Y lo segundo, que le da sentido a la existencia del hombre: El amor de Dios, el cual "es eterno para aquellos que lo honran", para quienes "Cumplen con su alianza". Los hombres debemos de aprender a maravillarnos ante toda la creación y solo entonces seremos capaces de entender que nuestras vidas cobran sentido y trascienden en el momento en que empezamos a vivir la voluntad de Dios actuando en armonía con la creación: honrándolo, cumpliendo con su alianza y obedeciendo sus mandatos. Se trata de descubrir que todos podemos dar frutos para que el Señor coseche, cada quien desde donde le toca. Se trata de no ser hierba sino ser flor, ser árbol, ser semilla para que el amor de Dios germine en otras almas. Aprendamos a maravillarnos para descubrir como el Señor nos habla de su amor en toda la creación. No es fácil, pero es el camino al cual todos estamos invitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario