Aceptación
Es un tema común que he visto una y otra vez en mis pacientes mayores. Es fácil escribir sobre ello, pero trato de ponerme en su lugar y sin duda debe ser muy difícil el aceptar que el cuerpo ya no es el mismo, que la incertidumbre por el futuro es cosa de todos los días, que uno es cada vez más dependiente.
La Esperanza cristiana es una herramienta que ayuda a enfrentar la realidad de los años que pasan, pero esa esperanza de la cual hemos comentado anteriormente no va servir sino viene de la mano con la idea de aceptar la realidad.
No somos eternos, y aunque el espíritu se mantenga joven y vital, el cuerpo sabe la verdad. El paso de los años deja huella y uno ya no es el mismo. Uno es más frágil, más lento, más dependiente de los demás.
Pero hay algo que tienen las personas mayores y es la experiencia de lo vivido. No importa cuan difícil haya sido su vida, han llegado a donde muchos no van a llegar, y eso tiene un sentido.
"No sirvo para nada" me dijo una vez un paciente anciano, cansado de ser atendido para todo, de ser completamente dependiente. Conversamos y entendió que gracias a él quienes lo cuidan son mejores personas. Aceptó su condición, abrazó su cruz. Ahora sonríe cada vez que lo visito, aunque no faltan las veces en las que se desanima un poco, pero le recuerdo que gracias a él quienes lo atendemos podemos ser mejores personas.
Aceptar los años y descubrir que siempre hay cosas que se pueden hacer. Ojalá podamos llegar a tener su años, y sobreponiendonos a lo que traen los años descubramos que siempre hay un sentido, siempre hay algo que dar, incluso dar la oportunidad a otros para que aprendan a ser mejores. Tomar cada día como un regalo, y dar gracias de estar vivos, concientes que a más años de vida es posible que cualquier día ya no estemos acá...y si hay Fe y Esperanza, con la certeza de que algún día estaremos con Dios en el Paraíso.
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