Algún díaHace unos días conversaba con una alumna de último año de medicina y con algo de tristeza notaba algo que veo cada vez con más frecuencia. No importa el hoy sino lo que pasará mañana. Relativizamos todo, no queremos comprometernos y por lo tanto huimos de las definiciones, de lo que nos puede comprometer. Más fácil es relativizar las cosas y decir “algún día”…“puede ser”. Ni blanco ni negro y nos conformamos con un gris que se repite en diferentes dimensiones de nuestra existencia. O estudias o no estudias, no estudias a medias, o aprendes o no aprendes. La idea de “mañana lo lograré” se usa mucho para justificar la ineptitud, la comodidad o la indiferencia, cuando es un recuerdo para ver las cosas con esperanza. Pero si no definimos las cosas nunca vamos a empezar.
El mañana depende de lo que haga hoy, pero el hoy lleva en si las semillas del ayer. Si no regué, si no aboné de nada me sirven mis buenas intenciones para que puedan haber buenos frutos. El ayer fue entonces un hoy a veces desperdiciado, y el mañana será entonces un hoy que lleva las raíces de lo que ya vivimos. Sin buenas raíces es muy difícil dar buenos frutos. Si relativizamos todo, al final nunca avanzaremos hacia ningún lado: seremos como un pluma que se lleva el viento, como un pedazo de espuma que flota en el mar. Recordemos que tenemos alas, que tenemos una nave con la cual cruzar el mar. No lo olvidemos. Hay un camino que encontrar, no se trata de caminar sin rumbo. Y de lo que haga hoy dependerá mi futuro, que no sea “algún día” que empiece hoy.
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