Ser Rey de nuestro asteroideA veces nos creemos los reyes de nuestra existencia. Y ese sentido de "realeza" es tan grande, que no dejamos lugar para otros, como ocurre con el Rey del capítulo X de "El Principito". El "manto de armiño" ocupa tanto espacio que no dejamos que otros entren en nuestro planeta. Cuando existe ese sentimiento de "rey" uno cree estar por encima de los demás y piensa que es su voluntad la única que cuenta, tratando de justificar lo que se hace bajo la premisa que uno es el rey, y es quien tiene la última palabra. Esto queda claramente graficado cuando al partir del planeta, el rey nombra al Principito su embajador.
Pero con este personaje Saint Exupery también nos habla de grandes verdades: "Sólo hay que pedir a uno, lo que cada uno puede dar" y "Te juzgarás a ti mismo...es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a si mismo que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte correctamente es que eres un verdadero sabio".
"Las personas mayores son muy extrañas" se dice a si mismo el Principito. Los adultos desean ser reyes para ser servidos, se olvidan que un buen rey está para servir. Seamos los verdaderos reyes de nuestro asteroide ( que es pequeño comparado con un verdadero planeta) y recordemos que para ser sabios, debemos saber quienes somos, que tenemos, adonde vamos; aprendiendo a dar lo que nos toca.
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