Aceptar el camino
Con cierta frecuencia algo que veo en muchos de mis pacientes mayores es ese temor a convertirse en una carga para la familia. El tiempo pasa y el cuerpo ya no es el mismo de años atrás, aparecen problemas de salud, se hace uno más dependiente, y aparece la incertidumbre por el mañana.
A veces se dan cambios tan rápidos y profundos que uno pierde la capacidad de razonar y tomar sus propias decisiones. Otras veces la mente se mantiene alerta, pero tan alerta que a veces ve las cosas demasiado fríamente, olvidándose que en la vida, si es que uno supo sembrar amor va a cosechar con creces lo que sembró.
Pero no solo son los mayores quienes deben aceptar ese camino que a veces los hace dependientes, sino también los hijos que han crecido y que deben recordar que en cierta parte del camino les toca a ellos cuidar de sus padres como ellos alguna vez hicieron con ellos.
Nadie quiere ser una carga, pero cuando hay amor, uno entiende que hay etapas del camino en las que uno debe aceptar lo que le toca vivir...los padres aprender a dejarse llevar de la mano por sus hijos y los hijos aprender a devolver todo lo que ellos alguna vez recibieron.
La vida avanza muy rápido, se vive muy rápido, por lo que a veces un hijo puede no dar todo cuanto quisiera, y los padres no podrán recibir todo lo que les gustaría, pero eso a veces también es parte del camino. Al final se trata de vivir siempre aprendiendo a ser un ejemplo para los demás. Un buen padre que supo dar amor jamás será una carga para sus hijos, y un hijo que recibió amor del bueno cuando niño siempre sabrá como dar a sus padres lo que ellos necesitan.
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