Francisco y los leprosos
El 4 de octubre es día de uno de los santos católicos que más admiro. Francisco de Asís. Fue él quien se dedicó no solo a predicar el Evangelio y ser un testimonio de amor al prójimo, sino que supo descubrir a Jesús en el otro. Fueron los leprosos quienes recibieron mucho de su afecto y cuidado. Hay una bella historia en muchas de sus biografías que habla de su primer encuentro con un leproso y como ese encuentro marcó su vida para siempre. Hasta que no abrazó y beso a un leproso, no se dio cuenta de a quien realmente servía: a Jesús mismo. Y en San Francisco creo que todos los médicos cristianos tenemos un modelo: nuestros pacientes no son un problema clínico que resolver, o un caso interesante, o una enfermedad. Son seres humanos que esperan no solo soluciones, sino también alivio y consuelo. A veces me parece que muchas veces los médicos vemos a los pacientes como "leprosos", pues nos mantenemos alejados de su realidad como seres humanos. Vemos el "caso" y no tocamos otras dimensiones de su vida como si se tratara de "leprosos". La verdadera empatía implica cercanía, implica saber estar al lado del paciente cuando nos necesita, concientes de que no somos imprescindibles. Somos tan solo instrumentos del amor de Dios, él es el imprescindible.
Como médicos creyentes recordemos que es al mismo Jesús a quien atendemos en nuestros pacientes. San Francisco lo entendió así y supo ser un instrumento del amor de Dios, donde hubo tristeza puso alegría, donde hubo oscuridad llevó la luz de Dios.
Ojala algún día el nos diga "venid...porque estuve enfermo y me visitaste".
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