Ángeles de carne y huesoEsto que voy a compartir es algo que me emociona mucho. Y es como a veces tengo la suerte de ver personas que hacen con tanto amor su trabajo, que para mi son ángeles de carne y hueso. Es más, estoy seguro que la mayoría de la gente los vemos, pero no nos damos cuenta. Yo lo veo a veces con algunas enfermeras y personal auxiliar que cuidan a mis pacientes. Uno se da cuenta de pronto que lo que hacen es más que un trabajo, hay un cariño sincero, hay preocupación sincera. También lo veo a veces con algunos familiares. Allí el amor incluso es rebosante, contagiante, sin esperar nada. Cuando mis pacientes lo pueden entender se los digo: "Que suerte que tiene usted de tener un ángel (de carne y hueso) a su lado". Lo mismo hago con los ángeles de carne y hueso, se los digo que es para mi un honor ver lo que irradian. Y entonces les recuerdo una frase que un amigo mío me recordó una vez a través de uno de sus libros (Dan, ya les hablaré de él, pues escribe libros, es médico y religioso franciscano): Las palabras de Jesús, "Venid a mi benditos de mi padre...porque estuve enfermo y me visitasteis". Es una invitación a todos los que están cerca a un enfermo. Los médicos deberíamos tenerla siempre muy presente. Ojala aprendiésemos también a ser ángeles de carne y hueso.
En realidad eso es algo que todos debemos aprender, a ser instrumentos del amor de Dios, a ser canales de su amor, a ser sus ángeles de carne y hueso.
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