Democracia y Justicia
Amados hijos,
A principios del año escolar tuvieron elecciones en su clase. Los dos se ofrecieron como candidatos y ninguno salio elegido. Tuvieron algunos votos pero no fueron mayoría. Uno de ustedes me comentó que no entendía porque los otros niños votaban por promesas que era obvio que no serían cumplidas o porque votaban por niños que no eran responsables con sus tareas y que sus calificaciones no eran buenas. Incluso me comentaron como en otros salones habían salido elegidos niños que habían sido un poco "bullies" o que no siempre se portaban bien. Uno de ustedes salió en segundo puesto porque todas las niñas votaron por el otro candidato por ser muy popular. Uno de ustedes me dijo que no era justo.
Recuerdo que les explique que la democracia se basaba en la voluntad de la mayoría...lo cual a veces puede no ser justo.
La democracia es un derecho en el sentido que cada uno debe ser capaz de elegir, pero el problema está cuando uno no es conciente de la importancia de ejercer ese derecho y vota sin pensar, dejándose llevar por lo que dicen los demás o por creer en las promesas de los candidatos o por la simpatía de estos. Es curioso como algo que vivieron en su realidad escolar se ha repetido hace poco en nuestro país. Ustedes nos acompañaron a votar, y uno de ustedes con esa inocencia que nace de ser niño nos dijo algo que me causó gracia y a la vez me hizo pensar en como ustedes van captando la realidad del mundo que nos rodea.
"Papá no votes ni por la mentirosa ni por la grosera"
En casa no se ha hablado de ninguna de las dos candidatas en esos términos, así que esa frase nació de su percepción de lo que escuchaban en las noticias y en el colegio entre sus amigos. La verdad que en su simpleza era un consejo razonable.
¿Qué es lo justo? Necesitamos representantes que sean honrados, que digan la verdad, que sean coherentes, que tengan planes razonables, que se rodeen de gente honesta. Les respondí que en realidad, para mi, ninguna de las dos candidatas me convencía, aunque al final voté en contra de una. Creo que fue un error, pero quien me impresionó en las entrevistas no tenía el menor chance de salir elegido: No era tan popular, tal como le sucedió a uno de ustedes en sus elecciones en el colegio.
Van creciendo y la vida les va mostrando muchas cosas.
En los colegios los escolares deberían tener lecciones sobre lo que es la democracia y deberían elegir a los representantes estudiantiles aprendiendo que los votos no deben estar basados en la popularidad, en la amistad o en las promesas irreales, sino pensando en quien es el que va a hacer el trabajo de la mejor manera. Deben aprender que se debe elegir con justicia, y no por capricho o conveniencia.
Las notas en el colegio y los logros en la vida no son democráticos. No nacen del deseo de la mayoría. Nacen del esfuerzo de cada uno. Sus notas y lo que logren en la vida dependerá de que sepan tomar las decisiones correctas, de que sepan arriesgar cuando valga la pena, de que no se desanimen cuando las cosas no salgan como esperan, de no darse por vencidos ante las adversidades, de que sepan escuchar el consejo de quienes los aman de verdad, de que hagan las cosas con amor y con justicia.
Una sociedad que se quiere llamar de verdad democrática no debe basar sus votos en la popularidad ni en las promesas de los candidatos, sino en la capacidad, honestidad y dedicación de quienes participan. Si no ejercemos bien nuestro derecho tendremos malos representantes y malos gobernantes.
Aprendan que la democracia sin justicia no sirve. Y uno debe ser justo en sus decisiones, no pensando solo en sus intereses personales, sino en que es lo justo para toda la sociedad. Eligiendo siempre con responsabilidad, por quien vaya a hacer el mejor trabajo, sirviendo a los demás, sin mentiras o falsas promesas, rodeándose de la mejor gente.
Los ama,
Papá
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