Tener HambreJuan 6, 35 “Yo soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre; y el que cree en mi, nunca tendrá sed”
El hombre siente que tiene hambre de poder, hambre de placer, hambre de comodidad, hambre de fama, hambre de fortuna...¡todo lo confundimos!, los medios los convertimos en fines. Y nada de eso podrá saciarnos, porque el hambre que realmente tenemos es un hambre de sentido, es un hambre de Amor, es un hambre de Dios. Descubramos que ese es el hambre que debemos tener y que sólo Jesús, "el pan de vida", es capaz de saciar.¿Donde están nuestros apegos? Aprendamos a sentir como nuestro corazón desea llenarse de Dios, beber del "Agua viva", nutrirse del "Pan de Vida", reencontrarse con Jesús. Recordemos las palabras de San Agustín: "Me hiciste Señor para ti, he inquieto estuvo mi corazón hasta que no descanso en ti". Vayamos hacia Jesús y creamos en Él.
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