Cuando el misterio es demasiado grande es imposible desobedecer
El encuentro entre el aviador y el Principito es una gran sorpresa para el primero, porque el dialogo se inicia con una pregunta que lo despierta: ¿Por favor, píntame un cordero?En la vida de todo ser humano hay momentos así, usualmente cuando hemos sufrido 'una avería en el desierto'. Es allí donde aparecen esas preguntas que de otro modo no nos hubiéramos hecho. En realidad, a nuestro alrededor se dan miles de preguntas a cada instante. Pero lo que no nos afecta suele no importarnos. Sin embargo, de pronto aparecen preguntas que cambian nuestra vida. Aprendamos a descubrir ese misterio, y entonces será imposible desobedecer, imposible dejar de responder. Desde la visión de mi fe, para mí el Principito viene a ser esa huella de Dios que todos llevamos dentro, esa voz interior que es como un niño inquieto, sincero, que no espera un no por respuesta, que no se cansa, que no tiene hambre ni sed...y que nos invita a amar. Pintar es para mí una metáfora para crear algo, y solo se crean bien las cosas cuando se decide aprender a amar. ¿No son acaso nuestros hijos (esos pequeños corderitos) fruto de nuestro amor, creación nuestra? El Principito invita al aviador a crear un objeto que es importante para él. El aviador se frustra un poco al ver sus dibujos rechazados, pero luego hace un dibujo que nos va adelantando uno de los mensajes más importantes del libro: "Solo se ve bien con el corazón...". La pequeña caja es un adelanto. Dentro de ella se encuentra el cordero más especial del mundo. El principito lo sabe. El cordero es también otro símbolo para mí. ¿Por qué un cordero? Pudo haber sido cualquier otro animal. ¿No estará Saint Exupery diciéndonos consciente o inconscientemente que hay un cordero que todos debemos tener en nuestro planeta? Y el cordero para los creyentes ¿no es acaso el mismo Jesús, el cordero de Dios? Si vemos con el corazón es posible que así sea. Habrá gente que esté en desacuerdo conmigo, pero cuando uno escribe siempre busca decir cosas escondidas para quien quiera entenderlas. Por lo menos así lo hago yo en algunos de mis cuentos, buscando que quien vea con el corazón se de cuenta del mensaje detrás de la circunstancia. Seamos como niños en su inocencia, en su sinceridad, en su deseo de aprender, en su afán de encontrar respuestas. Descubramos esas cajas a nuestro alrededor que esconden al cordero que podrá cambiar nuestras vidas, escuchemos a esa voz dentro de cada uno que nos quiere invitar a creer. Escuchemos a ese principito dentro de cada uno y no tengamos miedo de aceptar al cordero, y de pintarlo para otros en su corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario